LA NIÑA Y SU AMIGA LUNA (Autor Beatriz Moreno)
Había una vez una niña llamada Zaira. Zaira era huérfana, su madre murió cuando ellas tenía cuatro años y su padre la abandonó poco después. Desde entonces, Zaira vive con su abuela en una pequeña casa a las afueras de la ciudad.
Zaira es un niña muy guapa tiene el pelo largo y rubio, sus ojos son azules y su tez blanca como la nieve. Su hobby es sentarse y observar el resplandor de la Luna. Un día, cuando estaba sentada en la verde hierba contemplando el esplendor de la Luna, notó que alguien la llamaba. Ella no hizo caso creyendo que era producto de su imaginación y siguió a lo suyo. Zaira empezó a recodar cosas tristes de su infancia y, al rato se echó a llorar. De repente alguien dijo: -Cariño mío, tus ojos son como río después de la lluvia...- Zaira no la dejó acabar y sin pensárselo dos veces preguntó: -¿Quién eres?-. Nadie respondió y Zaira sintió un poco de miedo. Al rato se escuchó la respuesta. - Soy la Luna, a la que amas y admiras. No puedo verte así, porque de un momento a otro mis ojos se encharcarán y, yo no quiero que eso ocurra...-dijo la Luna. De nuevo, Zaira no la dejó acabar y le preguntó:- ¿Qué puedo hacer para remediarlo?-. Mientras la Luna decidía su respuesta, Zaira empezó a pensar: -"Si canto como los pájaros, mi amada Luna dejará de llorar, si bailo como una trampa, se reirá; si hablo como los loros, me mandará callar..."- La Luna irrumpió en sus pensamientos diciendo: - Si me enseñaras tus perlas, dejaría de llorar, si tus cabellos de oro me dejaras peinar, triste dejaría de estar, si dejaras de llorar, cantaría de Felicidad...-Zaira siguió con su costumbre y no la dejó terminar. ¿Oye Luna, que te parece que nos arreglemos las dos y nos vistamos de princesas, y nos quedemos hasta las mil bailando y hablando?- dijo Zaira. La Luna no tardó en contestar, pero en vez de con palabras, lo hizo con un triple salto mortal y al momento estaba sentada al lado de Zaira. Las dos se estuvieron vistiendo y maquillando y pronto: la Luna vestía un traje rojo, una corona brillante y una varita mágica a juego, y Zairalevaba un vestido azul, una corona con una flor y unos zapatitos...¡Tan Monos! Su cabello de oro sepenteando era como una serpiente solitaria en la selva.
Eran las mil y una noche, e iban por el firmamento Zaira y la Luna de la mano.
LUCIERNAGAS EN LA NOCHE (Autor Antia Salgado)
Esto que os voy a contar no es un cuento como el de "Caperucita Roja" o "Los tres cerditos" ¡No, no! Esto ocurrió de verdad.
La soleada tarde estaba cayendo y llegaba la oscura noche, me encontraba leyendo tranquilamente en mi cama "Manolito Gafotas" hasta que mi madre me mando apagar la luz y dormirme, así lo hice; me quede mirando fijamente la puerta silenciosa al borde de la cama (una costumbre). De repente se oyó un ruido, como el sonido de una flauta desafinada. "serán los vecinos" pensé, pero cuanto más me fijaba en ese gigante con madera en el pecho, más miedo me daba. La puerta del armario se fue abriendo como si alguien la empujara. Estuve por salir corriendo, pero cuando fue abierta del todo ¡No había nada al otro lado! solo se oía una dulce canción, lo que hizo que me viniera a la cabeza el examen de Música. Del armario salieron pequeñas luciérnagas que alumbraban la habitación, y daban vueltas; bailaban, pero de repente cesó la canción y las diminutas estrellas fugaces volvieron al mismo. ¿Qué habría al otro lado? Me levanté y fui a comprobarlo.
A la mañana siguiente me despertó mi madre y desayune pensando ¿Qué habría pasado? ¿Lo he soñado? ¿Llegue a cruzar al otro lado?.
Desde entonces pasa siempre lo mismo y nunca recuerdo lo que hay al otro lado. Quizás es que no haya nada, nada, simplemente ropa; alguna con un estampado de luciérnagas.
CUENTO A LA CARTA (Autor Jorge Moreno)
Había una vez, hace cuarenta años, un meteoro cayó en la Tierra con A.D.N. alienígena en la Selva Negra. Pero nuestra historia comienza en España una niñas que se llamaba Mariana se fué de vacaciones a la Selva Negra con su familia. Alquilaron una casa en los lindes de la Selva Negra. A Mariana no la dejaban irse sola al bosque, pero una noche, la curiosidad la invadió y ágil como un gacela soltó al bosque y se internó en él. Mariana seguía los rastros de animalillos pero... siguió uno muy raro. Un surco de un metro de ancho, que la llevó a un claro de árboles rotos, donde, un gigante piedra negra estaba en el final del surco. Los árboles se cerraron formando una jaula de madera, pero... De repente, vio una lombriz de tres metros la observaba con sus mil ojos, y mil bocas se preparaban con sus mil lenguas de pinchos. Hasta que la atacó, haciéndole una herida. Mariana tirando perlas rojas del hombro herido se fue corriendo hacia su casa y el bicharraco le propino otra lenguetada que no sintieron efecto. Al llegar a casa tubo mucho cuidado de no despertar a sus padres y se curo la herida. A la mañana siguiente, se fue a pasear con su abuelo Bill. No se separaron del prado pero... Oyeron un ruido, y el abuelo dijo que iría a investigar. Diez minutos más tarde Mariana se fue a buscar a Bill. Siguió su rostro hasta una cueva iluminada por una lumbre medio apagada. Las paredes estaban llenas de arañazos, sangre y... ¡Cadáveres! y... ¡El más reciente era Bill! Mariana se fue gritando pero un hombre mutante con cuatro brazos y tentáculos que le ayudaban a volar se cruzó y le dijo: ¡Vas a morir, Je, Je, Je! Y Mariana cogió una piedra y se le clavó en la cabeza, el mutante gritó y explotó. Un tornado brillante se tragó a las luciérnagas y se las llevó al espacio. Bill resucito y Mariana vivió feliz para siempre.
CUENTOS A LA CARTA (Autor Patricia Fernández)
Sueña con ser alguien especial, mirando ese trozo de papel. Un superhéroe, quizás, alguien a quien salvar. Todas las noches se acuesta pensando en lo mismo. Cierra los ojos...
Y entonces una ligera brisa le transporta allí. La voz de una chica le anima a que la siga.
Ven vamos a volar en el cielo azul, viendo las verdes praderas, las enormes montañas. Los pájaros nos seguirán y nos dirán el camino por donde ir. Un águila te mostrará lo bueno de estar aquí arriba, dominando toda la vista. La copa de un enorme abeto nos servirá de descanso. La mañana parece tranquila, el enorme sol redondo y amarillo ilumina todo el valle. El sonido del agua de un río de tranquilidad. Todo parece funcionar bien. Pero de pronto un nube negra, como un profundo pozo, retumbo en el aire. La voz de la chica me dijo que corriera, que me fuera de allí. Los árboles agitaban sus ramas como si fueran brazos atacándonos. Las nubes cada vez soplaban más fuerte. Empezó a llover y las gotas de lluvia parecían flechas. Me quede solo, los pájaros, el águila, habían desaparecido. Quise despertar pero no pude, estaba atrapado. Atrapado en mi propio sueño, que se había vuelto contra mi. Intentaba gritar pero no podía. Mi frente sudaba. Seguía corriendo pero cada vez todo estaba más lejos. Buscaba una luz que me guiase a la salida, pero era imposible, todo era oscuridad. Las sombras de la noche se habían apoderado de mí, me abrazaban tan fuerte que no me podía soltar.
A lo lejos empecé a escuchar una voz... una voz dulce, agradable, cariñosa. Conseguía tranquilizarme, empecé a abrir los ojos. Por fin, conseguí despertarme. Había sido un sueño, pero era tan real. Mire el comic que había estado leyendo y en la portada una chica simulaba una ligera sonrisa.
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