sábado, 21 de noviembre de 2009

LOCURA Y TONTERÍAS EN LA EDAD MEDIOTONTA

En un lugar de Escocia, de cuyo nombre no quiero decir, pero me acuerdo. Vivía un hidalgo con un manta de escudero, una lanza rota, como en ristre (destrozado), un escudo abollado de cobre falso con dos dragones rojos y un castillo en el centro, una armadura tan abollada como el escudo, por caídas, mamporrazos y peleas a puñetazos, una espada, perdón, un palillo largo, con un mango y punto. Un rocín flacucho, con las patas locas de correr cansado por las espuelas (otros palillos) del caballero. Que un día salvó a su suegra, una vieja arrugada, más gorda que una casa, con 400 kilos de peso, los caballos huían de ella. La salvó de los arábigos, unos tontos de remate, que ni en la "pequeña historia de España" aparecen, claro por lo tontos que son.
Cuando el hidalgo llegó a Londres, la llevó otra vez a prisión, por esa gran hazaña (que no se si encerrar a tu suegra es una hazaña) le nombraron caballero del bando cristiano, se compró un juglar, claro, de alquiler en los chinos de su época (mejores que los nuestros) muy barato.
En una batalla, de cuyo nombre no quiero decir (bueno, se llamaba la de Khajamadridistasycarniceros) contra los mouros o para decir verdad pringaos de verdad. Se oyó decir por ahí:
- ¿De qué bando eres?
y el otro dijo:
- ¿y tú? ¿A que te mamporreo la cocorota y te la machaco?
- ¡No quiero! ¡Soy clistianochino!
La batalla fue una locura, ni el Mikey Mouse, ni el pocoyó, ni el capitán cosmo, con su cebollita pudieron arreglarlo. No, esto era así: unos se indultaron, pegaban, hacían un pulso, hacían un picnic, hasta algunos veían la tele o escuchaban la radio, tomaban el té o interrogaban al enemigo, se hacían un nespreso, con esas maquinillas de café.
Cuando el caballero se retiró, se alistó en la Santa María, con Colón, que no se llamaba Colón, se llamaba Anavajazolimpio de ahí esa frasecita: te voy a dar a navajazo limpio. Cuando llegaron a lo que hoy decimos América, el caballero plantó una bandera, con la ropa interior sucia. Cuando llegaron a España, el hidalgo fue a su pueblo. Sus familiares le saludaron y leyeron cartas de su suegra. Un día mientras volvía a su casa, escuchó por la radio:
- Elecciones electorales, Rajoy vs Zapatero, voten.
El caballero no esperó más fue a votar y después fue al bar "Juegos Gratis" y se tomó unas cañas, habló con Popeye y tuvo una vida tranquila y feliz. Todos (menos la suegra) fueros felices y comieron perdices. Muchos aplausos, silbidos y alabanzas.

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